Un día de navegación en el Crown Princess

El barco zarpó de Greenock a las 2 de la madrugada, y al siguiente día nos esperaba una jornada completa de navegación.

Y así fue como amaneció la puerta de nuestro camarote esa mañana

¡¡era mi cumpleaños!!

Camarote interior a bordo del Crown Princess

No os he contado nada todavía del camarote.

Esta vez optamos por viajar en un camarote interior, en la cubierta Baja (11), ya que la diferencia de precio con los balcones era de más de 2.000 €.

Antes de embarcar pensábamos que se nos podría hacer un poco agobiante para un crucero de 12 noches, pero francamente estuvimos encantadas.

Era un camarote suficientemente amplio, con un armario-vestidor impresionantemente grande y un baño pequeño, pero justo.

Un camarote muy similar al que años atrás tendríamos a bordo del Sapphire Princess, en nuestro crucero por el Sudeste Asiático.

Las únicas pegas que le pondría, por ponerle algunas, es que solo disponíamos de una silla y una pequeña mesa, por lo que desayunar en el camarote era un tanto incomodo, y la odiada cortinilla de la ducha

¿Tanto les cuesta poner una mampara en condiciones?

Os pongo algunas fotos para que os hagáis una idea

Por cierto, en el baño reponían a diario las amenities que consistían en champú, crema acondicionadora y body milk, pero no había gel

Aquí tengo que agradecer a nuestro asistente de camarote, un hondureño muy majo llamado Jason, que me informó que el “bath gel” era solo para acomodaciones en suite, pero que no me preocupase, que él a diario se encargaría de reponer una botellita en nuestro camarote, como así hizo.

¿Qué hacer en un día de navegación en un barco de Princess?

Los que habéis llegado hasta aquí siguiendo el relato, habréis llegado a la conclusión de que el barco resultaba muy aburrido.

¡¡Y efectivamente así lo era!!

También años después comprobaríamos que Princess no es una naviera apropiada para gente que vaya buscando fiesta y diversión.

Os resumo las “animadas” actividades que además de pasmar, relajarnos y leer un rato, nos deparaba el día de navegación:

9.00 a.m.: Subasta de joyas finas en silencio (no tengo ni idea de cómo se puede subastar algo en silencio, pero como no tenía intención de comprar ninguna joya a bordo, no acudí)

10.00 a.m.: Mercadillo a bordo: relojes, gafas de sol, bolsos, corbatas y más a 10 $.

Como curiosidad, en vez de montar los puestos por los pasillos y el atrio central, estaba organizado en el Comedor Michelangelo.

10.30 a.m.: Seminario sobre “remedios para las arrugas” Aunque cumplí un montón de años, en aquel momento no tenía todavía muchas, así que opté por dejarlo para mejor ocasión.

10.45 a.m.: Bingo en inglés y a la americana ¡¡demasiado pal body!!

11.30 a.m.: British Pub Lunch: consistía en una especie de brunch con productos de la gastronomía inglesa, como fish and chips, pasteles de carne, bangers, etc., etc.

¡¡Pero si acabamos de desayunar!! Actividad también descartada.

12.15 a.m.: Encuentro de singles.

Mi madre quiso ir, pero le echó un poco para atrás que todo sería en inglés.

Eso sí, dada la media de edad del pasaje, era la que más posibilidades tendría de encontrar a su media naranja a bordo.

1.00 p.m.: Cine bajo las estrellas. Una película de Russell Crowe y Elisabeth Banks (The next three days), poco apetecible, ya que, aunque te dejaban “blankets” para el frio, este era un tanto insoportable.

Bueno, había alguna cosa más, pero os he puesto las más interesantes

Os pondré fotos de nuestras actividades ese día

Posado en los lugares donde habitualmente se colocaban los fotógrafos del barco para así ahorrarnos los 20 $ de la fotito.

Curiosear el menú del Lunch Ingles porque éramos incapaces de comer nada tan temprano

Asistir con cara de póker al bingo en ingles

Y lo mejor de esa mañana, las clases de Vals, también en inglés, pero muy fácil: one, two, three and return.

Ya veis que las actividades eran super interesantes.

De ahí la animación que encontramos a bordo durante todo ese día.

Por no haber, no había ni colas en la recepción ni en el mostrador de excursiones.

Eso sí, mi fiel compañero de viaje seguía con su rutina habitual

También la tripulación aprovechaba para dar pequeños retoques en la cubierta.

Ante este exceso de actividades, opté por quemar calorías en el gimnasio (cinta de correr, bici, saunita, y baño turco) e ir sin comer directamente al te de la tarde, ya que así tendría más hueco para atiborrarme de dulces, sándwiches y emparedados

Tras el té, y una buena siesta en el camarote, decidimos incorporarnos a la frenética actividad que ese día había a bordo, que por la tarde era igual que por la mañana.

Todavía hoy me sigo preguntando dónde se habría metido toda la gente.

Yo no logré encontrarla, Pero como era mi cumple, y, además, la segunda noche de gala, nos acicalamos y nos fuimos a tomar unos vinitos previos a la cena

Además, nuestros camareros Joaquim y Glenn nos cantaron el “happy birthday” y nos trajeron una rica tartita de chocolate para soplar la velita y pedir muchos deseos

Terminamos la noche con unos gin tonics en la disco, junto a los incombustibles Maradentro, ya que el resto del barco debía de estar durmiendo y soñando con el monstruo del Lago Ness que veríamos al día siguiente.

La siguiente escala era Invergordon.

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