Al día siguiente, el Oceanía Riviera atracaba en Génova, una escala improvisada y de la que no teníamos demasiada idea.
Amanece en Génova
Me desperté temprano y siguiendo lo que se convertiría en mi rutina habitual me subí a caminar por el circuito de jogging, no sin antes pasar por el rincón del café en el Horizons, que siempre estaba totalmente vacío a esas horas, igual que el resto del barco.
Ya estábamos atracados en Génova, y las vistas desde el barco eran espectaculares.
Supongo que a muchos os entrará un ataque agudo de nostalgia al ver el barquito que allí estaba.
Más fotitos de Génova y del barco al amanecer.
Pese a que la noche había sido muy movida, el día había amanecido totalmente claro, y a esas horas, empezaba a apretar el calor.
Por cierto, otro detalle Oceanía que me encantó: en el circuito de jogging había neveras (como la de la foto) dónde podías obtener botellas de agua fresquita para refrescarte mientras hacías deporte.
Más tarde, duchita y desayuno en el Waves Grill (el bar de la piscina): con menor surtido que en el buffet, pero dónde podías tomarte desde fruta fresca hasta embutido pasando por tostadas, huevos al gusto, etc, etc
Qué hacer en Génova en una escala imprevista
Ese día, como la escala de Génova había surgido de forma improvisada, no teníamos mostrador de turismo local a bordo, pero la tripulación de Oceanía se desvivió por rápidamente adaptar los horarios de los tours y sobre todo, por improvisar un diario de urgencia para facilitarnos información en el camarote sobre el puerto de Génova, y en especial, los horarios de tren a Santa Marguerita Ligure para toda la gente que quería ir de todos modos a Portofino.
Nosotras decidimos quedarnos en Génova, ya que la opción de ir por tierra a Portofino era un tanto complicada (tren desde Génova a Santa Margherita Ligure, y desde allí autobús a Portofino), mínimo una hora y cuarto, en el mejor de los casos, de trayecto.
También nos advirtieron, cuando salíamos hacia la terminal de Génova, que no se nos ocurriese utilizar los barquitos que desde allí te trasladan a Portofino, porque las condiciones del mar no garantizaban la seguridad.
Un paseo por Génova
Así que salimos de la Estación Marítima, y fuimos caminando hasta las inmediaciones del Oceanográfico, para allí coger la opción bus turístico y, esquivando el fuerte calor, darnos un paseo panorámico por la ciudad.
Os pongo algunas fotillos
Me llamó la atención el triste mensaje que había en esta columna en un puente que cruzaba desde la Estación Marítima hasta la Avenida principal. Supongo que debió de fallecer alli por algún accidente, aunque lo ignoro.
Más fotitos
Por cierto, en la casa de la derecha, en esta última foto, nació Cristobal Colón.
Otra andanada
Esta es la casa de Colón.
Impresionante el parque motociclista de Génova
Y otras pocas más
Este barco se utilizó en la pelicula Piratas
El calor era asfixiante ese día, y tras callejear un rato por la zona comercial, decidimos volver al barquito a refrescarnos
Mi madre y su peculiar colección de fotos en las tiendas de Zara por todo el mundo
En Génova hay una terminal de MSC
También me llamaron la atención los extraños “bultos” que había detras de algunas señales de tráfico ¿qué serán?
Almorzando en el Waves Grill
Ya de vuelta en el barco, almuerzo rápido en el Waves Grill (el de las hamburguesas de langosta y ternera tipo kobe
) dónde también preparaban al gusto unos batidos que hacían perder el sentido, sobre todo los días de calor (que tuvimos muchos
)
Pasamos toda la tarde en la piscina y cuando nos cansamos de tanto sol y tanto calor, decidimos dar un paseo y fotografiar algunos rincones del barco, aprovechando que apenas había gente a bordo
.
La impresionante decoración del Oceanía Riviera
No se si lo había dicho, pero el Riviera tiene una bonita decoración, sin estridencias ni oropeles, y una gran profusión de obras de arte por todos los rincones.
La escalera del Atrium es de cristal de Lalique y aunque hay gente que la considera muy rebuscada, a mí me parece preciosa
Este es el mostrador Concierge, que durante el día atiende, en exclusiva, las “necesidades” de los pasajeros, aunque nosotras nunca lo utilizamos
Tras arreglarnos para la cena, aperitivo en el Horizons (esta vez decidimos cambiar de sitio
) y luego al GDR.
Este es el menú que se ofrecía esa noche
Y esto fue lo que cenamos nosotras
¿Os habéis fijado que la cubertería es de alpaca?
Al día siguiente haríamos escala en Montecarlo, y el camarero me regaló un anillo elaborado con un billete de dólar para darme suerte en el casino
Esa noche, como habíamos empezado a cenar muy pronto, si nos dio tiempo a llegar al teatro, y vimos un bonito espectáculo musical, titulado Now and Forever, en el que el elenco de bailarines y cantantes del barco reproducía fragmentos de Evita, Cats, El fantasma de la Opera, etc.
A mí me pareció excepcional y creo que al resto del público también, ya que al final se rindió ovación a los bailarines y cantantes con todo el público puesto en pie.
Animación en Oceanía Cruises
Creo que no os he hablado mucho todavía sobre la ANIMACIÓN en Oceanía.
Además de los espectáculos en el Riviera Lounge, a diario había clases de cocina en el culinary center, impartidas por la Chef Cora Kelly a las que no asistí pero que debían estar muy animadas, ya que nos quedaba de paso para llegar al camarote y siempre estaba lleno de gente.
También había un relator (o enrichment lecturer, en english ), Richard Martin, que también a diario ofrecía charlas sobre los lugares a visitar, su historia, el arte y la arquitectura.
No asistí nunca, pero a todo rato lo repetían en uno de los canales de televisión y resultaba muy interesante, porque a su brillante exposición (acompañada de presentaciones visuales en power point) se le sumaba su extensa cultura y preparación (es profesor en la Universidad de Oxford).
Tuve ocasión de conocerle la primera tarde de escala en Ibiza, en el autobús que nos llevaba de regreso al barco, y me pareció un personaje realmente entrañable
A diario también había actividades en el Artist Loft, dónde una pintora, Dorothy Simpson, impartía clases sobre diferentes técnicas, aunque tampoco asistí.
Por cierto, me olvidaba: las clases de cocina eran el complemento a las excursiones gastronómicas que se ofrecían durante todo el crucero, culinary discovery tours, y que eran bastante apetecibles, aunque a mi juicio infinitamente caras
Por cierto, y en relación a las excursiones, no hicimos ninguna con la naviera, primero, porque eran todas en inglés y mi madre podría quedarse profundamente dormida a mitad de viaje
pero los precios eran bastante asequibles en relación a otras navieras más generalistas.
Eso si, también se ofrecían excursiones más exclusivas (Oceanía Exclusive) a precios superiores.
Aprovecharé para poneros algunas fotos de los espectáculos y las actividades.
Os lo advierto de antemano: son de pésima calidad y han sido obtenidas de forma “clandestina” porque estaba totalmente prohibido hacer fotografías en el Riviera Lounge.
Aunque me torturéis no pienso declarar contra mí misma ni decir como las he conseguido, pero ya os anticipo que incluso tengo fotos de los espectáculos en los que no estuve
Este es el Artist Loft
Y éstas las clases de cocina
Éstos fueron los espectáculos en el teatro, aunque no asistí a muchos de ellos
Un cómico americano, Tom Sutton, que al parecer interviene con frecuencia en programas de televisión en USA
El mago Mio, que además de hacer un día un espectáculo en el teatro, se paseaba a diario por los bares del barco haciendo trucos a los clientes
Los espectáculos musicales
Tampoco es muy típico en Oceanía el espectáculo de los camareros cantando el O Sole Mio en el comedor mientras los clientes ondean las servilletas
ni hay show del Baked Alaska (es más, ni siquiera lo había en la carta, ahora que caigo
) pero uno de los últimos días en el teatro hicieron una especie de despedida de la tripulación y los camareros más osados se marcaron un baile a lo Village People
Estas fotos son las últimas que pude obtener de modo “turbio” de los shows en el Riviera Lounge.
Más detalles premium en Oceanía
¡Me olvidaba! A mitad del crucero, más o menos, te dejan un formulario en el camarote para que plantees preguntas, quejas y sugerencias.
A mí se me ocurrió preguntar si sería posible cambiar la botella de champagne de cortesía que nos habían dejado por una botella de vino tinto
y al día siguiente, a la mañana, nos dejaron un mensaje en el contestador que no había ningún problema en el cambio, y que en cualquier restaurante que me encontrase o en cualquier bar del barco, procederían al cambio
Ni que decir tiene que esa noche así lo hicimos y la cambiamos por una botella de merlot que estaba buenísimo