Tras la visita a Bari, nos tocaba escala en Mykonos.
Disfrutando de la navegación en el Splendour
La llegada estaba prevista sobre las 13.00 horas, y el desembarco lo haríamos en tenders.
Desde las 8.30 se podían recoger los boletos para las lanchas.
Cómo habíamos madrugado para ir a desayunar al comedor principal, nos pasamos por el lugar de entrega y conseguimos tiques para el tender número 4.
El día estaba precioso, soleado, aunque algo frio, por lo que rápidamente descartamos la opción tueste al sol en la piscina, y nos dedicamos a pasmar y pasear por la cubierta durante toda la mañana.
Como durante el resto del año estoy todo el día a mata caballo, y no llego a todo ¡¡Me encantan esos momentos en los que no tienes nada absolutamente que hacer!!
Actividades a bordo
Aun así, y para los más activos, he de deciros que había actividades programadas durante la mañana: clases de spinning al aire libre (con cargo), clases de baile latinos, una caminata solidaria por la cubierta, en la que contribuías con la organización mediante la compra de camisetas solidarias, clase de griego para principiantes, bingo, rifas en las tiendas de a bordo y alguna otra cosa más.
Una de las cosas que más me gustó de este barco, y que también lo había notado en el Visión, -del mismo tamaño-, es que aunque estuviésemos navegando, con todo el mundo a bordo, en ningún momento encontrabas lugares masificados, colas ni agobios.
Esa es una de las ventajas de los barcos pequeños en relación con los barcos mastodónticos, y que me hacen cada vez más inclinarme por este tipo de barcos.
Os pongo algunas fotillos de esa mañana, para que os hagáis una idea de la sensación de relax que lo invadía todo.




En la piscina preparaban, también, una fideua que, aunque cueste trabajo creérselo, estaba más que comestible.
Quizá sea también más fácil preparar fideuas tamaño 1800 pasajeros, que tamaño 4000, pero lo cierto es que estaba francamente buena.




Fondeando en Mykonos
Poco antes de las 12.30, y ya con el práctico a bordo, iniciamos la maniobra de fondeo en Mykonos.
Supongo que el desembarco en tenders vino motivado porque el puerto estaba ocupado por este precioso barquito.





Aunque teníamos el tender número 4, la salida se demoró bastante más de lo previsto, (casi una hora), ya que al parecer había mala mar.
Pese a ello, los tenders de las excursiones organizadas salían sin ningún tipo de problema
Este tender había sido fletado, exclusivamente, para los pasajeros venezolanos, todos integrantes del mismo grupo.



Tras una espera de más de una hora, por fin nos llegó el turno a nosotros, y nos encaminamos rumbo a Mykonos.

Mikonos, molinos y diversión
Mykonos, (en griego, Μύκονος, Mýkonos ) es una pequeña isla de Grecia perteneciente al archipiélago de las islas Cícladas.
Está localizada en aguas del mar Egeo, entre las islas de Tinos (al noroeste), Siros (al oeste), Paros (al sudoeste) y Naxos (al sur).
La capital y principal ciudad de la isla se denomina también Mycоnos, aunque localmente se la conoce como Jora (Χώρα).
Es una de las islas más turísticas del Egeo y de Grecia.
Entre sus principales atractivos están las playas, la vida nocturna, y el hecho de ser la isla más cercana a Delos, uno de los cuatro principales yacimientos arqueológicos en Grecia.
Aún no lo conocemos, pero tenemos planes para visitarlo pronto…
En la isla confluyen, en una curiosa mezcolanza, las iglesias ortodoxas, el turismo, y la vida nocturna, pero aun así, es una de las islas griegas que más me ha gustado.


Por cierto, desde el puerto dónde atracan los tenders se pueden coger, también, los barquitos para ir a Delos, aunque nosotros optamos por quedarnos en Mykonos y disfrutar del anochecer, ya que el ultimo tender no saldría hasta las 21.00.








Little Venice y puesta de sol en Mykonos
Cuando nos cansamos de callejear, nos sentamos en un balcón de Little Venice a disfrutar de las cervezas griegas y de su rico vino (no sabía que el vino griego estuviese tan bueno).
Mykonos es famoso, también, por sus molinos de viento, de los que aún conserva siete de los veinte que hubo hasta principios del siglo XX.
El conocido como Geronymos es el que se encuentra en mejor estado de conservacion, y funcionó hasta finales de los años sesenta.
Se puede visitar por dentro, al igual que el de Boni, sede del museo de la Agricultura de Mykonos.
El segundo domingo de septiembre en él se celebra la fiesta kerasmata, donde se ofrece comida local y bebida, y se puede escuchar música griega y los tradicionales paramythades o cuentacuentos, en los que se relatan leyendas e historias de Mikonos.
Lo mejor fue poder presenciar un precioso anochecer.






Tapas y cena en el Splendour
Como estábamos ligeramente hambrientos al volver a bordo, y todavía faltaba un ratillo para la cena, nos animamos a pedir unas tapitas al servicio de habitaciones, para disfrutar con nuestra botella de vino particular.

Y como no, a la hora convenida ¡a cenar!




Al día siguiente nos esperaría un día ajetreado de escala en Kuşadası, e incidente grave de navegación, pero eso será otra historia.
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