Una tarde muy bien aprovechada en Estambul

Plaza Taksim Estambul

Tras la larga visita a la Mezquita Azul y Santa Sofía, decidimos buscar un sitio dónde comer y reponer fuerzas antes de proseguir con el plan previsto para la tarde, visitar el Palacio Topkapi de Estambul.

Los gatos en Estambul

En nuestro paseo para encontrar un sitio agradable dónde comer, encontramos estas curiosas construcciones y esta reunión de gatos callejeros, animal que veréis por cualquier esquina en Estambul

Seguimos probando las delicias turcas

Disfrutamos de una exquisita comida, en un restaurante muy agradable, dónde descansamos un rato nuestras maltrechas piernas.

Yerebatan Sarnici, la antigua cisterna de Estambul

Tras la comida decidimos invertir los planes previstos -ya que estábamos demasiado cansados a esas horas para la larga visita al Palacio de Topkapi- y dedicar la tarde a visitar Yerebatan Sarnici (la cisterna Basílica), un auténtico palacio sumergido.

Es la más grande de las 60 antiguas cisternas construidas bajo la ciudad y al parecer se construyó para evitar la vulnerabilidad que significaba para la ciudad que durante un asedio se destruyera el Acueducto de Valente, que abastecía de agua al Palacio Imperial.

La Cisterna tiene 336 columnas de estilos muy variados, ya que fueron reutilizadas de antiguas estructuras y monumentos.

La visita se realiza por unas pasarelas por encima del agua.

He leído en algún sitio que estas pasarelas fueron colocadas a finales del siglo XX, ya que anteriormente el paseo se hacía en barca.

Entre las columnas hay dos que tienen como base una cabeza de Medusa, el ser mitológico que convertía en piedra a quien mirara.

Según la mitología clásica, Medusa era un monstruo con cuerpo femenino y una larga cabellera con serpientes venenosas.

Su mirada petrificaba a los que osaban acercarse a ella hasta que Perseo se enfrentó a ella, utilizando el reflejo de su escudo para localizarla sin mirarla.

La decapitó y empleó su cabeza como escudo, al tiempo que de la sangre del monstruo nacía Pegaso, el caballo alado

Merienda en Estambul

Al salir de la Cisterna, afortunadamente, había dejado de llover y lucía un sol espléndido, así que nos fuimos paseando hasta el puente Gálata.

En nuestro camino además de tiendas de souvenirs y objetos curiosos, nos encontramos miles de tiendas de delicias turcas y como no podía ser de otra manera, hicimos una paradita para reponer energía.

La bulliciosa Eminonou

Y caminando caminando llegamos hasta Eminonou, una de las zonas más bulliciosas de la ciudad, y desde dónde, cruzando el puente de Gálata, se accede al puerto de cruceros.

Ese día estaban el Seven Seas Mariner (que estaría también al día siguiente) y el NCL Spirit.

De este punto salen también los numerosos barcos que ofrecen recorridos por el Bósforo y los transbordadores que trasladan a los habitantes de Estambul a la orilla asiática.

La Plaza Taksim

Como estaba una tarde espléndida, decidimos ir hasta la Plaza Taksim, a dónde subimos en el moderno funicular de Kabatas.

La zona de la Plaza de Taksim, epicentro de las revueltas en los últimos tiempos, es una zona bulliciosa y muy concurrida, en especial la calle Istikal, llena de tiendas de todo tipo, y dónde por momentos apenas podías caminar de la cantidad de gente que había

Cuando nos cansamos de deambular por la zona, bajamos las empinadas callejuelas que conducen de nuevo al Puente de Gálata, dónde pillamos el tranvía hasta Sultanahmet.

Cena en Sultanahmet

Cenamos en un magnifico restaurante, cuyo propietario está casado con una mujer española.

El primer plato fue el típico Mezze turco, surtido de aperitivos, que estaba buenísimo.

Tras la cena, paseíto y a dormir ¡¡estábamos muertos! Había sido un día muy largo

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