Un pueblo vietnamita con encanto
La noche de nuestra llegada coincidió con el espectáculo de las linternas en el río.
Sin duda, es uno de los pueblos vietnamitas con más encanto, pero por la noche se convierte en algo mágico.
No es una ciudad muy grande, porque además todos los lugares de interés se concentran en el casco histórico.
Además, a determinadas horas se cierra al tráfico de motos, favoreciendo así la sensación de tranquilidad que se respira en toda la ciudad.
El espéctaculo de las linternas
Pese a que no coincidía con luna llena, que es la fecha señalada para el espectáculo de las linternas, esa noche, aprovechando que la ciudad estaba llena de turistas, los locales decidieron celebrarlo igual.
¡Fue algo mágico!
La ciudad se quedó completamente a oscuras, con la única luz desprendida por los farolillos que venden las mujeres y niños a lo largo de la vera del río.
Según manda la tradición, los turistas debemos comprarlos y lanzar al agua encendidos pidiendo un deseo.
Además, decenas de barcas, todas listas a disposición de los viajeros, realizan paseos por el río a la luz de los pequeños farolillos.
¡Preciosa noche!
Las sastrerías
Al día siguiente, madrugamos por que nos habíamos marcado el objetivo no solo de visitar la ciudad y sus principales puntos de interés, sino buscar un buen sastre local para encargarnos un traje confeccionado a medida.
Como sabéis, la ciudad tiene fama por sus trajes a medida y hay cientos y cientos de tiendas donde podrán hacerte, en un par de días, un traje o vestido a precios muy económicos.
Como todo en Vietnam, el regateo es obligatorio.
Artesanía local
Pero la oferta no se queda solo en sastrerías con trajes a medida, sino que también podéis encontrar zapatos artesanales hechos a medida, y un montón de tiendas de artesanía local.
Pero para mi, lo más entrañable y que no me canso de fotografiar, son las escenas cotidianas de sus gentes, ¡me encantan!
Gastronomía hoianesa
Otra cosa que nos gustó mucho fue su gastronomía, con platos diferentes a los del resto del país.
Tuvimos ocasión de probar el white rose, una sabrosa pasta rellena de gambas y cebolla crujiente, que es una delicia, y el Cao Lau, un espectacular plato de fideos con hierbas aromáticas, brotes de soja y tiras de cerdo asado.
Según los lugareños, el Cao Lau fue inventado en el siglo XVII , cuando la ciudad todavía era un gran puerto comercial al que los comerciantes chinos y japoneses acudían para vender sus mercaderías.
La cerveza fresca o Bia Hoi está por todas partes y es la más barata que probamos en todo nuestro viaje en Vietnam.
Si os animáis a probar la gastronomía local, os recomendamos el restaurante Gold Mond en la vera del río, por su buena relación calidad precio. ¡Estaba todo exquisito!
En las paredes del local podéis apreciar la altura que alcanza el río en época de monzon, buffff
Tras el relajante café, tocaba momento piscina y masaje en el spa del hotel, que había que ponerse en forma para seguir paseando por la ciudad por la tarde
Además, era un privilegio tener la piscina para nosotros solos!