El 17 de agosto, el Balmoral hacía escala en Wismar, Alemania.
El barco nos puso un shutle gratuito, adaptado para sillas de ruedas, a los pasajeros all inclusive para acercarnos al centro de la ciudad. El resto debían pagar 5 £
La ciudad hanseática de Wismar es la ciudad capital del distrito de Mecklemburgo Noroccidental, en el estado federado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental.
Está situada a orillas del mar Báltico y tiene una población de 44.484 personas.
El centro histórico de la ciudad fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2002.
La fundación de la ciudad, aproximadamente en 1226, se atribuye al príncipe Enrique Borwin I de Mecklemburgo.
Pocos años después de su fundación, Wismar se convirtió en miembro de la Liga Hanseática, junto a Kiel, Rostock, Lübeck y Stralsund.
Wismar fue bombardeada doce veces durante la Segunda Guerra Mundial y resultó fuertemente dañada.
La ciudad fue ocupada sin resistencia por las tropas británicas el 2 de mayo de 1945, y tras la Conferencia de Yalta, quedó dentro de la zona de ocupación soviética y pasó a ser parte de Alemania Oriental.
Las principales atracciones turísticas se concentran en la ciudad vieja, siendo su plaza del Mercado, uno de las plazas más grandes de toda Europa.
En la plaza del Mercado se encuentra la “Fuente de agua de Wismar” (Wasserkunt Wismar), símbolo de la ciudad.
En su origen fue construida para resolver el problema del insuficiente abastecimiento de agua de la ciudad.
En la plaza se encuentra también el ayuntamiento, un edificio neoclásico, y la antigua casa burguesa conocida como Alte Schwede (“Viejo sueco”), construida en ladrillo y de estilo gótico báltico.
El edificio funciona en la actualidad como museo.
En los alrededores de la Plaza hay Iglesias muy interesantes, como la de Santa María, que es la única estructura del gótico báltico, original del siglo XIII, que pese a haber sido fuertemente dañada durante la Segunda Guerra Mundial, conserva todavía la torre original.
La Iglesia de San Nicolás o Nikolaikirche fue la que menos sufrió durante los bombardeos y se mantuvo casi intacta. Su interior está decorado con esculturas, retablos y pinturas.
En cambio, la Iglesia de San Jorge, fuertemente dañada, está totalmente vacía en su interior, creando un efecto sobrecogedor.