Navegando por el canal
Tras zarpar de Newcastle, el Balmoral navegó durante día y medio por el Mar del Norte, para llegar a la ciudad alemana de Kiel la mañana del miércoles 16 de agosto.
Previamente, a las 17.00 horas del día anterior, el práctico había subido a bordo para guiarnos durante la travesía.
El canal
El canal (en aleman, Nord-Ostsee-Kanal, denominado abreviadamente NOK) fue conocido hasta 1948 como el canal Emperador Guillermo (Kaiser-Wilhelm-Kanal).
Es un largo canal artificial de 98 km de longitud que comunica el Báltico con el Mar del Norte, atravesando el estado federado de Schleswig-Holstein, en Alemania.
Según he podido averiguar, los barcos que lo transitan se ahorran un promedio de 250 millas náuticas (460 km) utilizando el canal, al evitar tener que bordear la península de Jutlandia.
Según el sitio web del canal, es la vía marítima artificial más utilizada en el mundo, y además de sus dos entradas marinas, está conectado con el navegable río Eider.
Actualmente está abierto a toda embarcación, aunque existen ciertas restricciones a su uso por naves de grandes dimensiones, como portaaviones o grandes petroleros.
Son muy pocos los barcos de crucero que lo navegan.
El canal está compuesto por una vía artificial de agua de 98.637 metros de longitud, con una anchura de 45 metros y una profundidad de 11 metros de media.
Situado al norte de Hamburgo, recorre el territorio alemán desde Holtenau, a orillas del mar Báltico, hasta Brunsbütell, en el mar del Norte.
Reglas de tráfico en el Canal
Hay reglas de tráfico detalladas para el canal.
Los buques más grandes están obligados a aceptar pilotos especializados del canal, en algunos casos incluso la asistencia de un remolcador.
Por otra parte, existen regulaciones con respecto al paso de los barcos que vienen de frente.
También se puede requerir que los buques más grandes amarren en los bolardos, provistos a intervalos a lo largo del canal, para permitir el paso de los buques que se aproximan.
El canal, que está bastante nivelado, sólo necesita esclusas en su último tramo, donde confluyen las mareas del mar del Norte y del Báltico.
Desde luego, la navegación es un espéctaculo para la vista.
Excursiones en los alrededores
La escala supongo que está más orientada a visitar las zonas cercanas, tipo Lubeck e incluso vimos algunos valientes que pretendían ir en tren hasta Berlín.
La naviera ofrecía, en inglés, excursiones por la campiña alemana, visita a la villa medieval de Holm y al Castillo de Gottorf.
También una visita al International Naval Memorial Laboe, monumento erigido en Laboe, cerca de la ciudad, en memoria de los caídos de la Flota Imperial Alemana durante la Primera Guerra Mundial.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el Memorial conmemora a los marinos de todas las nacionalidades que murieron durante ambas guerras.
La ciudad
Es la capital del estado federado alemán de Schleswig-Holstein, el más septentrional de Alemania.
Situada a orillas del mar báltico, la ciudad ha sido una de las principales bases navales alemanas desde la década de 1860.
La ciudad fue casi completamente destruida por bombarderos estadounidenses el 13 de diciembre de 1943.
Por ello, la mayoría de los edificios son nuevos y dan una imagen industrial a la ciudad.
Nosotras nos limitamos a dar un paseo por el centro, lleno de tiendas y cafés.
También nos sorprendió la cantidad de parques y zonas verdes.
El puerto resultó ser muy accesible para sillas de ruedas.
De mayor quiero ser como tú!! Muy buen artículo, es casi como transportarse. Un saludo desde Madrid.