Día 6. Seguimos recorriendo Ho Chi Minh

Era jueves, 12 de abril, y nos levantamos pronto para poder aprovechar bien el día.

Todavía nos quedaban muchas cosas por explorar en Saigón!!

El día anterior habíamos descubierto, gracias a nuestro amigo Khoi, la aplicación Grab.

Como Uber, Grab es una empresa que ofrece servicios de transporte, servicios compartidos y logística a través de su aplicación en Singapur y países vecinos del sudeste asiático como Malasia, Indonesia, Filipinas, Vietnam, Tailandia, Myanmar y Camboya.

La aplicación asigna los coches más cercanos a través del sistema de uso compartido de la ubicación.

GrabCar es una forma alternativa de transporte que utiliza automóviles privados en lugar de taxis a través de un socio con licencia en un esfuerzo por superar la falta de transporte público durante las horas punta.

La ventaja es que en el momento de contratar el trayecto de viaje sabes el precio, cerrado, que te va a costar, sin influir si hay o no hay atascos de tráfico, algo muy habitual en las grandes ciudades del país.

En Vietnam funcionan también GrabTaxi ,GrabBike ,GrabExpress  y GrabShare,
aunque nosotros no los utilizamos.

Para cualquiera de ellos simplemente se necesita un teléfono móvil con una tarjeta sim local, que nosotros habíamos comprado el primer día en una oficina de Vinaphone próxima a nuestro hotel.

Por menos de 40 € de recarga, la tarjeta telefónica  nos permitió llamar a España a diario así como tener datos para navegar por Internet durante los más de quince días de estancia en el país.

Esa mañana comenzamos la visita por la Pagoda del Emperador de Jade, una de las más bonitas y famosas de la ciudad de Ho Chi Minh.

Es una Pagoda taoista construida por la comunidad china, conocida también por los nombres de Pagoda Ngoc Hoang y Pagoda Phuoc Hai Tu.

IMG_20180412_095203.jpgEstá dedicado al Emperador de Jade, el dios supremo del Taoísmo, que según la leyenda decide quien va al cielo y al infierno.

En el interior del templo llama mucho la atención la Sala de los 10 infiernos y los guardianes demonio gigantes de  casi 4 metros de altura.

En la pagoda hay también una sala dedicada a las mujeres, con dos filas de estatuas de seis mujeres cada una representando los doce meses del año,  a las que acuden las vietnamitas para pedir hijos.

En el patio hay un pequeño estanque con tortugas y un incinerador donde los fieles queman sus ofrendas de papel.

En Vietnam las tortugas son consideradas un símbolo de fortuna y  buena suerte.

Tras la Pagoda tocaba visitar el Museo de los Vestigios de la Guerra.

Es una visita obligada para recordar los horrores de la guerra y las atrocidades cometidas por los americanos contra el pueblo vietnamita, aunque desde ya os digo que saldreis de allí con muy mal cuerpo.

 El precio de la entrada son 15.000VND,  unos 50 céntimos de euro al cambio.

Leyendo información en Internet he descubierto que existe un museo de la guerra de Vietnam en Girona, del que no tenía ni idea. Este es el enlace a su Web:  Museo de Vietnam

La parte más espectacular del Museo es el patio exterior, dónde se expone todo tipo de maquinaria de guerra capturada por el Vietcong al ejército americano: tanques, aviones,  helicópteros, lanza-llamas, etc.

También hay una zona dedicada a representar las durísimas condiciones de los prisioneros, con una reconstrucción de las celdas utilizadas, llamadas Tiger Cage.

En el interior del Museo, que tiene dos plantas, se exponen multitud de fotografías, carteles y artículos periodísticos de la época.

Son especialmente duras las fotos que muestras los efectos y consecuencias del uso del agente naranja.

Tras la dura pero instructiva visita tocaba pasear un rato para superar el mal cuerpo y nos dirigimos caminando hacia el Ayuntamiento de la Ciudad de Ho Chi Minh, también llamado edificio del Comité Popular, aunque solo pudimos ver el exterior, ya que está prohibido el acceso a los turistas.

Delante de la puerta hay una enorme estatua de Ho Chi Minh, dónde siempre hay ramos de flores en señal de ofrenda, ya que el Tio Ho, como cariñosamente le llaman, es muy querido y venerado por los vietnamitas.

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Se nos había echado encima la hora de comer y habíamos elegido un restaurante con muy buenas valoraciones en TripAdvisor, pero no nos convenció, en absoluto, ni el lugar ni las peligrosas condiciones del edificio, lleno de restaurantes en todas las plantas pero que solo dispone de un vetusto ascensor, que además es de pago.

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No quiero pensar en que surja un incidente en alguna cocina y deban desalojarlo…

Nosotros, por si las moscas, y como se había hecho ya tarde, optamos por ir al McDonald, jajajaja.

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Las calles estaban desiertas al salir y el calor era sofocante.

Decidimos ir al Hotel a descansar y aprovechar las instalaciones del spa para darnos un masaje relajante, que para eso estamos de vacaciones.

Tras el masaje, el bañito y el relax, tocaba continuar explorando la ciudad al anochecer y decidimos visitar la Torre Bitexco, el edificio más alto de Saigon y el segundo más alto de todo Vietnam.

Este gigante de 65 plantas es propiedad de una empresa vietnamita, el grupo Bitexco, y fue diseñado por el arquitecto Carlos Zapata de Nueva York.

El Saigón Skydeck está en la planta 49 y ofrece, previo pago, vistas privilegiadas de la ciudad.

Como el precio de la entrada nos pareció carísimo, 200.000 dongs por persona, optamos por subir a la cafetería de la planta 48, y tomarnos, por el mismo precio, unas cervezas con vistas.

Para cenar elegimos un restaurante del que habíamos leído muy buenas opiniones el B3 Steakhouse.

Sin llegar a entusiasmarnos, hay que reconocer que la carne de Nueva Zelanda está impresionantemente rica.

Era hora de regresar al Hotel no sin antes dar un paseo por la Avenida, desierta al mediodia, pero llena de gente a esas horas.

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