Día 5. Excursión al Delta del Mekong

P1310890El miércoles 11 de abril nos levantamos muy temprano.

¡Nos ibamos de excursión al Delta del Mekong!

Mientras planeábamos el viaje habíamos barajado varias opciones y varias agencias, pero al final nos decantamos por un tour de día completo, con la agencia APT, que resultó todo un éxito.

Es una Agencia pequeña, que ofrece un montón de tours y excursiones con guías en español.

En este enlace podéis consultar su página Web si tenéis previsto un viaje al Sudeste asiático, ya que además de Vietnam, ofrecen también excursiones en Camboya, Laos, Indonesia, Tailandia y Myanmar.

Para nosotros fue todo un descubrimiento y seguramente utilicemos sus servicios en próximos viajes que ya rondan nuestra cabeza…

Ese día, nuestro magnifico guía, y ahora amigo, Huỳnh Phan Anh Khôi,  nos esperaba temprano en el Hotel para acompañarnos en un Grab (más tarde os contaré lo bien que funciona Grab, la Uber vietnamita) al punto de encuentro, ya que aunque él sería nuestro guía en exclusiva para los dos, compartiríamos autobús hacia el Delta con otros turistas de otras nacionalidades.

El viaje al Delta demora un par de horas, pero se nos pasaron muy rápidas gracias a la amena conversación de nuestro amigo Khoi.

Además, desde el autobús, atravesando la Autovía Nacional, pudimos contemplar bonitos paisajes y plantaciones de arroz.

Tras una parada para desayunar, llegábamos al embarcadero, dónde subiríamos en una lancha tradicional para comenzar la primera parte de la excursión, que nos llevaría a la isla del Unicornio.

Alli pudimos comprobar in situ como las abejas fabrican la miel en sus colmenas en una granja local, además de probar un riquísimo té de miel.

Vietnam está en la lista mundial de los 10 principales exportadores de miel.

La apicultura ayuda a los agricultores del Delta a mejorar su nivel de vida, y además se considera una solución eficiente para combatir los efectos del cambio climático, que en el Mekong se traducen en una persistente sequía y una progresiva salinización de las aguas.

Continuamos hacia otra de las Islas, dónde pudimos comprobar como fabrican los típicos caramelos de coco.

Nos enseñaron como muelen el coco hasta convertirlo en un líquido, que luego hierven durante horas para conseguir la pasta que, una vez seca, sirve para amasar los caramelos.

También elaboran licor de serpiente,  pero no nos atrevimos a probarlo.

Al finalizar la visita nos subimos en las canoas tradicionales para dar un paseo por el canal. ¡¡Nos encantó!!

En este vídeo podéis haceros una idea de lo que es navegar por el Delta.

La siguiente parada fue en una isla dedicada al cultivo de frutas, dónde pudimos degustar un montón de frutas típicas de la zona mientras escuchábamos música tradicional.

Tras la degustación de frutas, fuimos a la isla Phoenix a comer en un restaurante local, dónde probamos platos típicos de la zona, nos enseñaron a hacer rollitos vietnamitas y comimos el pez conocido como oreja de elefante.

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Pasamos un rato muy divertido liando los rollitos de pescado.

Después visitamos la granja de cocodrilos, y pudimos darles de comer.

En la Isla había también un curioso templo, el único que subsiste de la extinta -y prohibida en la actualidad- religión de los cocos, una curiosa variante del budismo surgida en Vietnam durante los años 60 y que llegó a contar con más de 4.000 seguidores en todo el planeta.

Sus seguidores sólo se alimentan de cocos, siguiendo las enseñanzas de su maestro y fundador,  Nguyen Thanh Nam.

El santuario no tiene ningún parecido con los templos ni las pagodas que luego visitamos en Vietnam. Tiene una pequeña explanada con nueve pilares en forma de dragón y un montón de extrañas y coloridas estructuras de metal.

Curioseando por Internet, he leído en algún sitio que, en su apogeo, esta religión llegó incluso a tener seguidores en EE.UU, siendo uno de sus más fervientes seguidores John Steinbeck IV, hijo del célebre autor de Las uvas de la ira.

Continuamos después hacia My Tho, dónde visitamos la pagoda de Vinh Trang – una de las pagodas más grandes y famosas en el sur de Vietnam, que nos encantó.

 Tras cafelito para reponer fuerzas, continuamos viaje hacia Ho Chi Minh.
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café

Llegamos al Hotel muertos de cansancio pero felices y encantados con todas las experiencias  que el día en el Delta nos había deparado.

Tras un rato de descanso, vinitos y cervecitas aprovechando la Happy Hour del bar del Hotel, dos por uno.

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Happy Hour

Esa noche decidimos cenar en un restaurante de comida occidental, que aún nos quedaban muchos días para seguir probando la comida vietnamita.

Así que tras la consulta de rigor en Tripadvisor elegimos La Creperie, en el barrio mochilero de Saigón, dónde disfrutamos de una rica cena antes de irnos a dormir.

¡¡Estábamos muertos!!

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