Estos días, leyendo las noticias que informan de la prohibición de que los barcos de crucero naveguen por la laguna de Venecia, he recordado nuestro viaje a bordo del Splendour of the Seas, en noviembre de 2012.
Aunque ya conocíamos Venecia de cruceros anteriores, era la primera vez que embarcábamos y desembarcábamos en la preciosa ciudad, y ahora me he dado cuenta de que quizá haya sido la última.
Aquel año habíamos elegido ese barco y ese itinerario precisamente porque nos permitía disfrutar de unos días de estancia pre y post cruise en la increíble Venecia.

Aunque la pre y post estancia en Venecia estuvo ligeramente enturbiada por la acqua alta que esos días inundaba la ciudad italiana, fue un crucero magnifico en todos los aspectos, aunque ya en 2012 se notaba la bajada de calidad en el producto Royal año tras año, lo que por desgracia, y casi diez años después, sigue ocurriendo en la mayoría de las navieras generalistas.
Lo cierto es que nosotros teníamos el listón demasiado alto, tras nuestros últimos cruceros en clase Aqua Class a bordo del Celebrity Equinox y el más reciente en Concierge a bordo del precioso Oceanía Riviera, pero pese a ello, el Splendour of the Seas estuvo a la altura de las expectativas que nos habíamos creado, y sobre todo, calibrando la relación calidad-precio
Noche previa en Santiago de Compostela
El viaje comenzaba el 31 de octubre.
Como nuestro vuelo hacia Venecia partía temprano desde el aeropuerto de Santiago el día 1 de noviembre, y no nos apetecía darnos un madrugón como inicio de vacaciones, pero sobre todo, porque teníamos una cena pendiente con un grupo de buenos amigos, decidimos dormir la noche previa en Compostela.
Elegimos para ello un precioso hotel “boutique”, A Tafona do Peregrino, uno de los muchos existentes en el casco viejo compostelano.
El hotel, situado en una antigua casa de piedra, fue, en términos generales, una buena opción, aunque un producto de este tipo quizá necesite mejorar un poco el mantenimiento de las habitaciones, que presentaban “ligeros” defectillos, en especial en el baño, debido al exceso de humedad.



De tapas por Compostela
Antes de la cena, y en compañía de nuestros amigos santiagueses, degustamos unas ricas tapas en el restaurante del Hotel, participante en el concurso de tapas que se estaba celebrando esos días en Santiago y que estaban deliciosas

Y tras las tapitas y los vinitos, cenita en un restaurante mexicano, que me temo que ha desaparecido como consecuencia de la pandemia.

Tras la cena, y aunque al día siguiente tocaba madrugón, algunos decidimos tomar un gin tonic en el bar del hotel, para poder digerir el exceso de picante y calorías

Así quedó alguna tras los excesos cometidos

Volamos a Venecia con Volotea
Al día siguiente, Volotea nos esperaba para llevarnos hasta Venecia.
El producto Volotea, que no habíamos probado, resultó más agradable que otras compañías low-cost, ya que aunque siguen a rajatabla la misma política de restricción de equipajes, al menos los asientos y en especial el espacio entre ellos en el avión es bastante más amplio.
Lo que no nos gustó fue que la carta menú estuviese únicamente en ingles y en italiano, ya que hasta dónde nosotros sabemos, Volotea es una empresa de capital español, pero suponemos que se debe a alguna estrategia de mercado que se nos resiste
Tampoco nos gustó nada el gorrito y el uniforme de las tripulantes de cabina





El vuelo fue perfecto, sin ningún tipo de retraso y nos ofreció una panorámica increíble mientras sobrevolábamos los Alpes.



También fue perfecta la recogida de equipajes en Venecia pese a que la cinta dónde se recogen las maletas sea tan peculiar

Tras estos duros meses de confinamientos y restricciones de viajes, he visto que Volotea vuelve a operar desde algunos aeropuertos españoles, y ofrece vuelos directos a 14 países y 80 ciudades europeas, más de 150 rutas directas desde 19 € por trayecto, por lo que la tendré en cuenta para futuras escapadas.
Aeropuerto de Venecia y traslado a nuestro Hotel
Al salir de la terminal, imprimimos en una de las maquinas del exterior los tickets que habíamos comprado por internet para los vaporettos que utilizaríamos las primeras 48 horas en Venecia y el traslado en autobús desde el aeropuerto hasta la Piazzale Roma.
En poco menos de una hora, y tras arrastrar las maletas por los puentes entre el punto de llegada del autobús y nuestro hotel, por fin podíamos decir que comenzaban nuestras vacaciones
Cada día odio más los traslados, los vuelos, las esperas en las terminales por lo que verme cómodamente instalada en el hotel es uno de los momentos más relajantes de mis viajes
En esta ocasión habíamos vuelto a elegir a través de internet un pequeño hotel, de gestión familiar, con muy buenas valoraciones en Booking y en Tripadvisor, y que no nos defraudó en absoluto, el Hotel Alloggi Marinera, en la zona de Santa Croce.

Juraría que en algún momento hicimos más fotos del interior de la habitación pero no las encuentro
Primer contacto con Venecia
Tras reponer fuerzas en una trattoria cercana al hotel decidimos darnos un paseo en vaporetto por el Gran Canal y aprovechar la tarde y la magnífica puesta de sol

Por cierto, las pizzas estaban de muerte




También nos acercamos hasta el People Mover, para comprobar, sin maletas, si el día del embarque seria lo suficiente operativo para abordar el Splendour sin necesidad de grandes desembolsos en taxis acuáticos.
Lo cierto es que resultó ser una muy buena opción para llegar hasta la terminal de cruceros.


Puente de Rialto y Plaza de San Marco
Tras un rato de descanso en el Hotel, salimos nuevamente a pasear y nos encaminamos hacia Rialto y la Plaza de San Marco, que como siempre se encontraban atestadas de gente
En el paseo nos encontramos con multitud de curiosas tiendas, pero esta óptica se lleva la palma en cuanto a diseño de gafas
Serán muy italianas y modernas, pero yo no me pongo un modelo de estos ni harta de vino



Lo cierto es que los escaparates en Venecia ofrecen productos sorprendentes






A medida que avanzaba la noche (el sol se ponía a las 17.30 en Venecia esos días) la ciudad se vaciaba de turistas y conseguimos fotografiarnos casi casi solos en la Plaza de San Marco

También se vaciaba el mítico Café Florián y Venecia empezaba a preparar las pasarelas para la inminente crecida del Acqua


Como no sabíamos muy bien si la subida de la marea esa noche podía provocar inundaciones decidimos dar un paseíto hasta Rialto para abordar allí el vaporetto que nos llevaría de nuevo al Hotel (en las inmediaciones de la Piazzale Roma) y cenar en alguno de los restaurantes de esa zona.


Por cierto, la cena estaba buenísima.
Continuará …


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