El martes 9 de abril, a las 10.00 a.m hora local, aterrizabamos en el Aeropuerto de Tan Son Nhat, en Ho Chi Minh.
El control de pasaportes transcurrió sin problema alguno.
Los ciudadanos españoles no necesitamos ningún tipo de visado previo para pasar un máximo de 15 días en Vietnam, siempre que se realice una única entrada en el país, que el pasaporte tenga una vigencia mínima de seis meses y que acredites la salida en el plazo que rige la exención del visado.
Por ello, el Ministerio de Asuntos Exteriores recomienda en todos los casos viajar con prueba del billete de salida del país.
La normativa para esta exención de visado estará vigente hasta el 30 de junio de 2018, aunque suelen prorrogarla cada año.
Tras el control, cambiamos moneda en el propio Aeropuerto, y salimos cargados con millones de dongs.
La moneda de Vietnam es el Dong Vietnamita, con abreviatura VND, y por cada Euro conseguimos al cambio 28.000 VND.
Habíamos leído en el blog de Vietnamitas en Madrid, que por temas prácticos y sobre todo económicos, lo mejor es llevar Dongs.
En ningún momento durante el viaje tuvimos problema en cambiar euro por dong, para lo que utilizamos normalmente las sucursales del banco nacional Agribank.
Al parecer, los cajeros automáticos limitan la cantidad máxima a retirar a 2.000.000VND (unos 76 €) pero en los bancos no hay límite.
Más problemático es el uso de las tarjetas de crédito, ya que no están demasiado extendidas en el país, solo en las zonas turísticas, por lo que si decidís utilizarla os cobrarán siempre un mínimo de 5% en concepto de comisión.
Prácticamente todo el dinero en curso son billetes. Los billetes de Vietnam (Dong), empiezan en 500VND y el máximo son 500.000VND y todos ellos llevan impreso el rostro de Ho Chi Minh, por lo que es bastante fácil confundirse, en especial con los billetes de 10.000 y 100.000.
En el Aeropuerto nos esperaba el transfer del Hotel Aristo Saigon, al que llegábamos sobre las 12.00 del mediodía, y dónde nos recibirían, costumbre habitual en todos los hoteles vietnamitas, con un zumo y un plato de fruta, que degustamos mientras hacíamos el check in.
El Aristo Saigón cumplió por completo nuestras expectativas, siendo un hotel muy recomendable si queréis visitar la ciudad, ya que aunque está situado en el Distrito 3, está muy próximo a todos los lugares de interés, y tiene una muy correcta relación calidad-precio.
En todos los hoteles en los que estuvimos, el agua embotellada era de cortesía y la reponían a diario, así como el plato de frutas.
Tras una ducha para refrescarnos después de tantas horas de vuelo, salimos a explorar un rato la ciudad y comimos en el restaurante Shri.
Nuestro primer contacto con la comida vietnamita no nos defraudó.
El restaurante está situado en la planta 23 del edificio Centec Tower y ofrece unas vistas inmejorables desde la terraza, no apta para personas con vértigo, ya que el suelo está acristalado.
De vértigo también el puente de cristal que conecta el Centec Tower con el rascacielos de al lado desde la terraza del restaurante ¡solo fui capaz de fotografiar la entrada!.
Tras la comida, paseamos de nuevo hacia el hotel ya que el jet lag empezaba a hacer estragos y nuestro cuerpo pedía descanso.
¡¡Dormimos hasta el día siguiente!!