Como sabéis los que seguís este Blog de Viajes, el 30 de diciembre embarcamos en el nuevo buque insignia de Costa Cruceros, el Costa Smeralda, una de las aventuras viajeras que teníamos preparadas para finales de 2019 y principios de 2020.
Los que habéis seguido mis publicaciones diarias a través de mi página de Facebook, Los Viajes de Luciabox, ya conocéis que el barco ha tenido más sombras que luces, pero como conclusión, y una vez en casa, analizando los pros y los contras, no me importaría repetir.
Siempre y cuando los problemas que hemos sufrido a bordo se fuesen solucionando.
El Costa Smeralda: Un barco “gafado”
Ya desde que decidimos iniciar esta aventura, hace justo un año, tuvimos serios problemas con la Agencia con la que lo reservamos, hasta el punto de que tras denuncias policiales por nuestra parte, y suspensión de pagos por parte de la “Agencia” nos vimos obligados a realizar una nueva reserva.
Pese a ello, hoy en día seguimos sin recuperar el importe de la paga y señal que efectuamos para la primera reserva.
Una vez que ya estábamos tranquilas con una reserva en forma en otra Agencia, nos fuimos enterando a través de diversas publicaciones y grupos de Facebook, que el navío tenía algunos problemas que retrasaron su entrega.
La razón por la que el Astillero de Turku, en Finlandia, dónde lo estaban construyendo, demoró en varias ocasiones su entrega, provocó cascadas de cancelaciones durante los meses de octubre, noviembre y parte de diciembre.
Los problemas se solucionaron ¿o no?
Pero al fin el barco fue entregado por el astillero y pudo realizar su primera salida desde Savona el 21 de diciembre, por lo que nosotros pudimos abordarlo en Barcelona, el 30 de diciembre, en lo que se suponía su segunda semana de navegación con pasajeros.
Por ello, y durante todo el cruise, pequeños y no tan pequeños problemas fuesen surgiendo, debido en gran parte a la inexperiencia de la tripulación, que a mi juicio, se vio desbordada con tantos pasajeros en un barco que todavía no estaba lo suficientemente rodado.
Durante la semana que duro nuestro crucero, hemos tenido problemas que aunque no ensombrecieron para nada nuestras ganas de disfrutar y de navegar, si supusieron inconvenientes, más o menos superados.
Embarque en Barcelona
El embarque en el puerto de Barcelona es de los más eficaces que recuerdo, y llevo ya unos cuantos allí …
Teníamos hora de embarque a las 13.00 y en cuánto bajamos del taxi adaptado que nos había llevado desde el hotel a la terminal, unos maleteros se hicieron cargo de nuestros equipajes.
A continuación, y en un mostrador en el exterior de la terminal, hicimos los trámites de entrega del pasaporte.
Asi que en menos de 10 minutos estábamos a bordo tras la foto de embarque de rigor.
Nos habían dicho que hasta las 13.30 no estarían dispuestos los camarotes, pero supongo que por ir con una persona con discapacidad, que necesita silla de ruedas para trasladarse, nos permitieron el acceso al camarote desde el minuto 1.
El camarote adaptado con balcón ¡espléndido!
Habíamos reservado un camarote adaptado con balcón, en la cubierta 14, en la popa del barco.
Hasta la fecha, ha sido uno de los camarotes más cómodos, en cuanto a adaptabilidad se refiere, de todos los que hemos tenido a lo largo de nuestra extensa vida cruceril.
Puertas automatizadas en la entrada del camarote y para salir al balcón, baño totalmente adaptado, camarote muy amplio, que permite que la persona en silla de ruedas se pueda desplazar por todo el interior sin problema alguno…
Quizá, y por ponerle algún pero, el espacio de almacenamiento es ínfimo.
Apenas hay cajones, y nosotros ni siquiera teníamos el sofá que tienen el resto de los balcones, quizá por lo del tema de la adaptación.
Os pongo algunas fotos para que os hagáis una idea:
Y otras pocas más:
La tarjeta Costa Card
Como en cualquier barco de Costa, el camarote está abierto y las tarjetas se encuentran encima de la cama.
Es necesario activarlas en unas máquinas que se encuentran en las cubiertas 7,8 y 9, para vincularlas a una tarjeta de crédito.
También es posible hacer un depósito en efectivo antes de las primeras 24 horas, para que se pueda acceder a todos los servicios de cafeterías, restaurantes, etc.
Por cierto, como “novedad” si la pierdes y necesitas que te la repongan, tiene un coste de 5 €, así mucho cuidado…
Comida en el Restaurante Il Meneghino
El barco tiene un montón de restaurantes donde comer y cenar, pero el día del embarque, optamos por el Restaurante Il Meneguino, en la cubierta 6, a popa.
Ese día había un limitado pero muy correcto y sobre todo sabroso buffet:
Actividades a bordo el primer día de crucero
Aunque tardaron mucho en dejarnos el Oggi a Bordo el primer día, tras deshacer las maletas, que cuando subimos de comer ya estaban en el camarote, investigamos que se podía hacer durante la tarde.
Simulacro de emergencia
El simulacro de emergencia se lleva a cabo cada día con los pasajeros que embarcan en los diferentes puertos.
Esto, en ocasiones puede resultar molesto, tanto por los avisos reiterados por megafonía como por la incomodidad de no poder utilizar los ascensores, ni siquiera las sillas de ruedas …
Los españoles que embarcamos en Barcelona, en torno a 600, tuvimos una reunión en el Teatro Sanremo, Puentes 6 y 7 a proa, con la Representante para españoles, una chica llamada Saray, muy agradable, y que nos explicó todos los pormenores del crucero.
Allí hicimos también el simulacro, para el que hay que llevar los chalecos salvavidas …

Empezando a conocer el barco
Tras el simulacro, nos dirigimos al Grand Bar Mastroianni, en la cubierta 6, a proa, a la salida del teatro San Remo, lugar en el que pasaríamos los momentos más agradables de todo nuestro crucero.
Amenizado a diario con música en directo, es un lugar dónde la gente baila y se divierte mientras toma una copa antes o después de la cena.
Nosotros solíamos ir a tomar un vinito antes de cenar y a disfrutar de ver bailar a los pasajeros.
Nuestra primera cena a bordo
Viajábamos con una pareja de amigos, y aunque nos habían asignado diferentes mesas, y tras hablar con el Maitre, desde el primer día no tuvimos problema en compartir una mesa para cuatro en el Restaurante La Colombina, en el puente 5 a popa.
Lo primero que nos defraudó, pese a que lo habíamos leído en algunos comentarios de pasajeros que habían desembarcado ese mismo día, es que en ninguno de los restaurantes hay manteles …
La explicación oficial es para colaborar con el medio ambiente, ya que quieren que el Costa Smeralda sea un ejemplo de sostenibilidad ambiental…
Pero para los que ha hemos realizado muchos cruceros, no deja de parecernos raro cenar en una mesa tan pequeña, más estilo cafetería que restaurante, y lo del mantel lo echamos de menos hasta el último día.
El menú de esa primera noche bastante justito en calidad, aunque a lo largo de los días fueron mejorando.
Esto es lo que nosotros cenamos:
Animación a bordo
La animación es, a nuestro juicio, uno de los aspectos menos cuidados en el barco, y desde luego, bastante diferente, en el concepto, a lo que está acostumbrado el pasaje fiel de la naviera.
Según el Oggi a Bordo, que a última hora de la tarde conseguimos, la vestimenta recomendada para ese día era “Rojo y Negro” pero lo cierto es que los pasajeros no siguieron para nada esa recomendación, como el resto de los días del crucero …
El barco tiene dos lugares dónde se hacen las representaciones, para evitar masificación de gente, y también para abaratar costes, ya que lo que no se puede ver un día en el Teatro SanRemo a buen seguro te lo repetirán al día siguiente en el Colosseo.
Esa noche, en el Teatro SanRemo había programada dos actuaciones del equipo de bailarines y cantantes del barco, “Magic of Christmas Show”: la primera, a las 21.15, para los del primer turno de cena, y la segunda a las 23:15, para los del segundo.
Mientras tanto, en el Colosseo, en el centro del barco, a la misma hora, se celebraba una Fiesta Latina, que no estaba demasiado animada…
Continuará…
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