Para salir de Viena no tuvimos ninguna dificultad ya que todo lo que habíamos hecho el domingo era a nuestro favor, es decir, salimos sin tener que desandar lo andado, en un periquete, ¡vamos! Llegamos después de comer al hotel, nos instalamos, descansamos y a media tarde salimos. Nuestro objetivo era ir a Fussen y cenar allí. Entre el hotel y Fussen se encontraba el Castillo en cuestión, así que paramos, además de para hacer unas cuantas fotos tranquilamente, para informarnos sobre donde salían los autobuses y cómo funcionaba el “tema” pues en su web no lo dejaban muy claro y parecía más complicado de lo que luego fue en realidad.
Estaba todo cerrado y pregunté a un señor de un puesto de helados y me dijo que los autobuses salían del aparcamiento que está cerca del Centro de Visitantes a unos 30 metros o menos. Con esto ya tenía la suficiente información. Así que nos fuimos camino de Fussen. Para entrar a Fussen hay que cruzar el río y ello supone que se forma muchísima caravana. Nosotros, como ya era tarde, pillamos los últimos coletazos. Llegamos a Fussen y dimos una vuelta para aparcar pero fue imposible. Así que al parking.
Aunque ya todo estaba cerrado, visitamos el pueblo que nos pareció muy coqueto y cenamos en el restaurante “Krone”. Después de cenar dimos otra vuelta y a descansar que mañana el día será largo.
El jueves desayunamos en el hotel y ya salimos a nuestra última visita. El castillo del Rey Loco. Para no ir agobiados el día anterior, desde casa habíamos sacado las entradas por internet para la segunda visita de la mañana.
Hicimos el mismo camino de la tarde anterior. Fuimos directos al aparcamiento y dejamos el coche previo pago de 10.00€ (los alemanes no se andan con tonterías!!!) y cogimos el autobús casi al vuelo. El conductor nos abrió la puerta… raro, raro… él mismo nos vendió los billetes del bus (3,50€ i/v) y nos dejó al final de la carretera que tienen habilitada antes de llegar al castillo propiamente dicho. Todo el mundo se bajó corriendo para llegar el Castillo, nosotros, como era pronto nos acercamos al Puente de Marienbrucke para poder fotos sin aglomeraciones.
Cuando terminamos de disfrutar de las vistas nos fuimos al Castillo por un sendero señalizado que en unos 5 minutos nos dejó al pie del Castillo.
Con las entradas que nos habían enviado a nuestro email, y que habíamos imprimido, nos presentamos en la puerta y nos dejaron pasar al patio de armas donde están instalados los tornos de acceso y aquí comprobamos porque los llaman cuadriculados: cuando sacamos las entradas, elegimos una hora de visita. En todas partes avisan de que estés 15 minutos antes de la hora, si se llega más tarde no se podrá entrar… ¡Claro! Los tornos no te leen tu código de barras hasta que el reloj no marca la hora elegida y después de 10 minutos dejan de leer. Es decir, si tienes hora a las 09.15 (como era nuestro caso) no te acerques a los tornos a las 09.14 porque no se abrirán y tampoco vayas después de las 09.25 porque tampoco se abrirán.
Total, que después de tanto rollo, entramos al Castillo. La primera en la frente, la visita ONLY IN GERMAN (sólo alemán) y nos dan una audioguía ONLY IN GERMAN. Pues ni siquiera nos la pusimos ¿para qué? No íbamos a entender nada. La segunda (y como era de suponer) NO FOTO, NO VIDEO. Pues ale 17.50€ para NO FOTO, NO VIDEO, ONLY IN GERMAN.
El Castillo a pesar de todas estas zancadillas, muy bonito, todo hay que decirlo aunque muy recargado para mi gusto pero para gustos… Cuando terminamos la visita pasamos por las cocinas que era el único sitio donde dejaban sacar fotos.
Una vez salimos del castillo, como teníamos billete i/v desandamos el sendero, cogimos el bus que nos devolvió al parking y a recoger el coche. Cuando bajamos la caseta de los billetes del autobús ya estaba abierta. Así que supongo que ya no venderían billetes dentro del bus ya que había una cola bastante considerable para su adquisición en la caseta.
Sacamos el coche del parking y ya emprendimos el regreso a casa. Según el navegador antes de llegar a Fussen nos teníamos que desviar a la izquierda. Le hicimos caso y cual fue nuestra sorpresa cuando, sin tenerlo previsto, nos encontramos con las cataratas que el día anterior no habíamos podido disfrutar. Lógicamente paramos y ésta ya si fue nuestra última visita.
Empezamos a recorrer los kilómetros que nos separaban de Lyon, donde teníamos el hotel reservado. Otro Ibis sin más pretensiones.
El viernes llegamos a casa poco antes de la hora de comer con la sensación de que habíamos hecho un gran viaje.
Ahora sólo quedaba descansar y pensar en el próximo destino.
Me lo he leído del tirón
Es guai así no pierdes detalle
Vaya fotos más xulas y el relato súper, como siempre
SALU2