Estamos en plena pandemia y como en las vacaciones de agostos nos preguntamos: ¿dónde podemos ir que no haya mucha gente? ¿dónde podemos ir que no tengamos que llevar la mascarilla 24 horas y estemos al aire libre lo más posible?
Después de pensar y pensar… ya sabemos donde ir… a CUENCA
Y ¿Por qué este destino contesta a todas las preguntas que nos hemos hecho? Pues porque es un destino en el que ya estuvimos hace años y por tanto los sitios turísticos TOP ya los tenemos visitados. Léase “El Nacimiento del Río Cuervo”, “El Ventano del Diablo”, “La Ciudad Encantada” y la propia Cuenca (aunque aquí nos quedaron “cuatro cosas” que hemos rematado). Así podemos dedicarnos a visitas menos turísticas.
Como hacemos desde hace tiempo cogimos un apartamento en Villalba de la Sierra, casi a estrenar y con todo más que de sobras para pasar nuestro puente del Pilar.
Salimos de Barcelona después de trabajar y como era de prever las 5 horas de viaje que nos anunciaba el navegador se convirtieron en 7 debido a las caravanas, así que el viernes llegamos ya de noche con el tiempo de justo de deshacer las maletas, cenar, ducharnos y descansar para al día siguiente empezar con energía.
El sábado nos levantamos muy pronto. A las 7 de la mañana ya estábamos en marcha y con una temperatura digna de mencionar: 3 grados… si, si 3.
Nuestro primer destino es Alarcón.
Alarcón lo visitamos sin turistas (algo de agradecer en los tiempos que corren). Cuando llegamos el pueblo ya prometía. Las vistas desde lejos ya te dejan boquiabierto. Parece que te transportes a otra época.
Dejamos el coche enfrente de la iglesia. Y desde aquí fuimos recorriéndolo entero. Al llegar tan pronto todas las iglesias estaban cerradas y el Parador no pudimos visitarlo por dentro por las restricciones Covid. Sólo se permitía el acceso a las personas alojadas en él.
Después de Alarcón nos dirigimos a Belmonte. Otro pueblo muy bonito también con su castillo y sus Molinos.
Primero estuvimos callejeando por el pueblo y después ya con el coche nos dirigimos al castillo (se puede llegar andando, pero hay bastantes cuestas y se necesita su tiempo).
El Castillo se puede visitar y de hecho lo íbamos a visitar pero cuando llegamos vimos que la visita duraba casi dos horas y con la gente que vimos esperando no nos terminó de convencer… seguro que por dentro debe ser precioso pero no queríamos arriesgarnos… así que cogimos el coche y fuimos a ver los Molinos.
Y desde aquí ya para el Uclés.
Intentamos comer en Uclés pero como habíamos reservado estaba todo completo, así que fuimos a uno que está a 3 km del pueblo, y que tenía sitio. Dimos buena cuenta de una ensalada y entrecot y solomillo con postres. No tenemos ni una prueba gráfica porque salimos con tanta prisa a comer que nos dejamos los aparatos electrónicos en el coche.
Después de comer fuimos a la visita del Monasterio de Uclés. Pagamos la entrada de 6.00€ por persona y nos hicieron esperar en el patio. Cuando hubo un cierto número de personas la persona que nos dio las entradas nos explicó cuál era el recorrido que debíamos seguir. Las dos primeras salas son audiovisuales que son muy curiosos y las fotos lo demuestran.
Después por libre ya se va recorriendo el resto de estancias.
Una visita que no nos dejó indiferentes.
El domingo también fue un día bastante “completito”. También nos levantamos temprano como el día anterior y nos pusimos rumbo a Buendía dispuestos a recorrer “La Ruta de las Caras”. Es una visita gratuita y muy cortita. Aquí tengo que hacer un apunte: cuando preparaba el viaje leí que esta ruta duraba entre 2-3horas pero nosotros la hicimos en muchísimo menos de la mitad. Suponemos que esta diferencia se debe a que deben tomar ese tiempo desde el pueblo, porque desde la entrada (que se puede ir con coche) no se tarda ese tiempo por muy despacio que se vaya.
Pero vamos al lío. Dejamos el coche y seguimos el sendero marcado. Es una ruta muy, muy bonita. Las caras talladas en la roca son una auténtica obra de arte. Una visita muy recomendable.
Como nos había sobrado tanto tiempo de la ruta, paramos para visitar el pueblo que no está nada mal.
Nuestra siguiente parada era “La Hoz de Beteta”. Aquí tuvimos un poco de lío… hay dos parkings y el primero estaba ocupado, así que nos fuimos al segundo. Dejamos el coche y nos pusimos a andar y andar, entre bosque y andar pero no llegábamos a nada espectacular así que se nos echaba el tiempo encima para ir a comer (luego haré un apunte de la comida). Así que dimos la vuelta y fuimos a comer sin tener nada cierto de lo que íbamos a hacer después.
Comimos en el restaurante del hotel Río Escabas en Cañamares y probamos la gastronomía del lugar.
Decidimos que íbamos a volver e intentar dejar el coche en el primer parking a ver si veíamos algo más interesante, como por ejemplo, La Cueva. Pero nuestro gozo en un pozo… La Cueva en tiempos de Covid no se puede visitar (El turismo con Covid definitivamente no es lo mismo).
Visto lo visto cogemos el camino para recorrer la parte que nos faltaba por la mañana y llegamos al punto donde lo dejamos pero no vimos nada espectacular. No es que no lo fuese pero supongo que acostumbrados a otros paisajes de allí también, pues nos dejó que “ni frío ni calor”.
Así que dirigimos nuestros pasos a “Los Callejones de las Majadas”. Esto fue otra cosa. Esto si nos pareció interesante. Un recinto parecido a la Ciudad Encantada, más pequeño, más asequible y gratuito.
Y por último dirección a los Miradores concretamente “El Mirador del Tío Cogote”. Otra visita para mi imprescindible (si tengo que aconsejar visitas). Los buitres nos pasaban por encima y no había 1 ó 2. Habían unos cuantos, bastantes diría yo… No había mucha gente pero sí habían dos chicas con una furgoneta que iban a pasar allí las noches. En ese momento… las envidié. Ver la puesta de sol allí debía ser todo un espectáculo para los sentidos.
Decidimos marchar y poner rumbo a nuestro apartamento. El día había sido muy largo.
Tengo que decir que si alguien mira el recorrido hicimos muchos kilómetros pero no podíamos hacerlo de otra manera: teníamos pocos días y como siempre queríamos hacer las máximas visitas posibles.
En cuando al inciso de la comida: en este viaje no llevaba nada reservado. Como acabo de decir las distancias son muy grandes y las recomendaciones pocas. Para colmo, mucha gente decidió en ese puente ir a Cuenca (que aunque no llevaban nuestras mismas visitas, sí comían por nuestra ruta) y a todos los restaurantes que llamábamos estaban ocupados por grupos. Así que cuando paramos a tomar café preguntamos si podíamos reservar para comer y nos dijeron que sí, por lo tanto no arriesgamos y a mediodía volvimos.
El lunes era nuestro último día de visitas. Volvimos a madrugar y a Cañete que fuimos.
Cañete merece la pena la visita aunque claro, si primero como nosotros, has visto Alarcón pues te parece que no es para tanto. Lo suyo sería dejar Alarcón para el final.
Estuvimos callejeando y decidimos no subir al castillo. Seguro que las vistas al pueblo eran muy bonitas. Pero no había acceso en coche. Había que subir andando y con el día anterior y habíamos tenido bastante. Así que después de tomarnos un café calentito (que la temperatura lo pedía) nos fuimos a “Las Lagunas del Hoyo”.
Y ya sí a rematar Cuenca.
Por el camino reservamos para comer en Cuenca y nos fuimos directamente. Degustamos en menú especial que nos propusieron donde había los platos típicos de la zona (morteruelo…)
Y después de comer empezamos la visita por la calle de los Tintes, subimos (y mucho) a la plaza de la Torre Mangana y de allí a la Catedral (aprovechamos que la gente comía para visitarla por dentro). Una vuelta más por el casco antiguo y de bajada pasamos a ver las Casas Colgadas desde lejos. No se podía acceder a ellas ni al Puente de San Pablo por derrumbe (por suerte, la vez anterior si nos pudimos acercar).
Y vamos para “casita”, teníamos que preparar las maletas y al día siguiente vuelta para casa.
El martes, como preveíamos que iba a ver “Operación Retorno”, nos levantamos muy muy pronto y a las 12 de la mañana ya estábamos en casa.
Con la salida de este puente hemos sacado en conclusión que hacer turismo en tiempos de Covid es difícil y que el turismo mayoritariamente es nacional, es decir, la gente no está motivada para coger aviones como antes de pandemia.
Buenas!!!
Buen e interesante relato Nini, adobado con unas magníficas fotos, he pasado un rato muy entretenido.
Gracias por compartir.
Nosotros solo conocemos Cuenca ciudad, que pueblos más bonitos visitasteis y las lagunas vaya paisajes
Lo de las caras muy curioso
Apuntado para una escapada.
Gracias por compartirlo 😘😘😘😘
SALU2
Ostras Nini, te lo has currado, pues el reportaje fotográfico es precioso y muy ilustrativo, pues aunque ya lo conocía me he quedado más satisfecho el volver a verlo.
Para mi, lo que más me recuerda es la ciudad de Alarcón, pueblo tranquilo y precioso.
Gracias por con compartir tus vivencias.